Una fantástica idea
Ahora que ya ha acabado la temporada os voy a contar lo que probablemente haya sido la experiencia más difícil y placentera a la vez de este año escolar 2017-2018.
Todos los años a principios de curso tenemos una reunión padres y profesores donde nos cuentan el planteamiento que han hecho (excursiones, actuaciones, normas, etc...). Y siempre animan a los padres a involucrarse de forma activa empujándolos a dar algún tipo de charla o taller, normalmente orientados a explicar su profesión.
No quería dejar pasar la ocasión de intentarlo, "mejor en infantil que en primaria" me decía. Puesto que los dos primeros años volaron... era ahora o nunca.
Sabía que encontraría un público exigente que se aburriría a la primera de cambio con demasiada palabra, así que lo mejor era plantear algunos juegos - o retos - para explicarles lo que yo hacía. ¿Y cómo explicarle a un niño de 5 años qué hace un "sysadmin full stack developer devop hype hype [ponga aquí su buzzword]" (toma castaña)?.
Básicamente nos encargamos de hablar con los ordenadores ¿no?, darles órdenes y comandos para que después ellos hagan lo que quieran (aunque eso es otra historia). Basándome en esta idea (y en alguna otra charla de David Bonilla, que ya pasó por esta misma experiencia), pensé que debía ser capaz de explicarles a los niños que lo que hacemos es hablar con ordenadores.
También quería transmitirles que hablar con un ordenador es algo divertido, lo que reforzaba la idea de plantear - con la ayuda de la profe - uno o varios juegos. Hice una pequeña escaleta de lo que quería contar, que al final se tuvo que adaptar a lo que la clase iba demandando.
Sin ser nada original, empecé presentántome, diciéndoles quien era - aunque muchos de los niños ya me conocían de ir a llevar/recoger a Hugo y Nico - y a qué me dedicaba. Les pregunté si sabían lo que era un ordenador y les expliqué un par de ideas:
- Estamos rodeados de ordenadores, no sólo son ordenadores los que ellos ven con pantalla y teclado, también hay tablets, relojes, aviones, frigoríficos... es posible hablar con todas esas cosas.
- Los ordenadores no son inteligentes, sólo son rápidos obedeciendo órdenes, pero ellos mismos no saben qué hacer. Hay que decirles cómo se tienen que comportar, esa es la principal tarea del programador informático: hablar con los ellos, darles órdenes.
Y a partir de ahí nos pusimos a jugar. Ellos iban a ser programadores - y yo ordenador - por un día con un par de juegos.
En el primero de ellos tenían que ponerse de acuerdo para darme instrucciones para salir de clase... en inglés. Coincidió genial porque justo la clase anterior había sido inglés. Así que el ordenador - yo - sólo entendía cuatro palabras "up", "down", "left" y "right". Chocar con las mesas y con la pared fue gracioso.
En el segundo juego les expliqué que los ordenadores realmente no entendían inglés, sólo entendían ceros y unos, así que les planteé el mismo juego pero sólo podían decir ceros y unos. Se quedaron un poco despistados hasta que dibujé la típica cruceta de flechas: (1,1)
up, (0,0)
down, (1,0)
left, (0,1)
right. Y me sorprendieron entendiéndolo a la primera. Programaron perfectamente las instrucciones para hacer que el robot abandonara la clase.
¡Ya estaban preparados para hablar con ordenadores de verdad!, así que les presenté a los escornabots, un par de amigos que habían venido dispuestos a ser programados por ellos. Se quedaron ojipláticos. Estuvieron jugando con ellos incluso en tiempo de recreo. No tuve tiempo a mucho más, los robots fueron las verdaderas estrellas de la charla.
He aprovechado la experiencia para hacer varias lecturas. A los niños, una generación completamente digital y más preparada para la revolución tecnológica de lo que pensamos, les encantan los robots. A los padres también les encanta que sus hijos sientan curiosidad por la tecnología. Y a los profesores también, pese a que muchas veces no tengan medios, conocimientos o tiempo suficientes para introducir más experiencias similares.
A todos los padres que os encontréis en una situación similar y no os decidáis a ir, ni os planteéis perderos la experiencia. Los profesores os van a ayudar en todo lo que puedan. Por cierto, antes de seguir quisiera agradecer a la profe Ana su ayuda y la infinita paciencia que tiene con los peques.
En lo particular, ninguno de mis hijos ha dicho nunca que le gustaría dedicarse a lo mismo que yo (lo cual no me preocupa ni lo más mínimo), ellos son más de policías y bomberos. Pero creo que, por un momento, se han sentido orgullosos de lo que su padre les ha ido a contar al cole, porque al acabar la charla se acercaron y me dijeron al oído algo que no voy a olvidar nunca:
"Ha sido una fantástica idea que hayas venido, ha sido lo mejor"